El pesebre en Italia

La tradición de armar el pesebre (o el Belén) en el mundo se remonta al año 1223, en una Navidad de la villa italiana de Greccio. En esta localidad, San Francisco de Asís reunió a los vecinos de Greccio para celebrar la misa de medianoche. En derredor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento; en el momento más solemne de la misa, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendendió sus brazos hacia el Santo de Asís. El milagro se había producido ante la vista de todos, y por ello, la costumbre del pesebre se extendió por todo el mundo. El Papa Juan Pablo II, en 1.986, a petición de las asociaciones belenistas, proclamó a San Francisco de Asís Patrón Universal del Belenismo.

Italia

La tradición del pesebre está fuertemente enraizada en toda Italia.
En cada región las representaciones de la natividad de Jesús se funden con las tradiciones locales y dan origen a obras que se distinguen sea por la tipología del material utilizado o por la ambientación.
El pesebre apulino está caracterizado por el uso del papel maché, mientras que los pesebres piamonteses de la provincia de Vercelli y Alessandria están realizados en madera. Muy particulares son los pesebres realizados en Savona, constituidos de estalagmitas naturales (formaciones calcáreas que presentan una estructura “en cúpulas sobrepuestas”).
La ambientación regional caracteriza y enriquece los pesebres con detalles y particulares de las diferentes culturas. En el típico pesebre romano, por ejemplo, la cueva está dominada por una algarabía de ángeles en vuelo dispuestos en nueve círculos concéntricos.
La Natividad, centro de la composición, está inmersa en un paisaje agreste entre restos de arcos y acueductos antiguos.

Sicilia

El pesebre siciliano bebe de la tradición de pesebres napolitana, sea por las ambientaciones, sea por la técnica constructiva.
En la isla están presentes cuatro centros de elaboración, localizados en las provincias de Palermo, Siracusa, Trapani y Caltagirone.
En el Palermitano y en el Siracusano la materia prima utilizada para plasmar enteros pesebres, según una tradición que se remonta al menos al siglo XVII, es la cera de abeja.
Los Bambinai (artesanos de muñecos) palermitanos, activos entre los siglos XVII y XVIII, realizaron muñequitos adornados con accesorios de oro y plata y representados con una cruz entre las manos. Los Cerari (artesanos de la cera) siracusanos, que trabajan en el siglo XIX, realizan muñequitos llevando en las manos un angelito, una flor o un fruto y decorados con papel de colores.
En Trápani, desde el Renacimiento, la preciada materia prima para la realización de pesebres es el coral local, que en el periodo barroco fue a menudo utilizado junto al nácar, marfil, alabastro, hueso y conchas.
En Caltagirone, ciudad de renombre por la producción artesanal de cerámicas desde el siglo XVI, los pesebres son realizados en terracota, dejada pura o finamente pintada en frío.

Fuente: catania.spacespa.it

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