Un inmigrante siciliano recuerda el desembarco angloamericano

Situación histórica
Haciendo un viaje hacia el pasado y ubicándonos en la Segunda Guerra Mundial, el 9 de julio de 1943 hasta el 17 de agosto, se produce la operación Husky, la invasión anfibia más grande hasta ese momento de la contienda bélica.
Los aliados (EEUU, Canadá e Inglaterra) que venían de después de la victoria en la campaña del Norte de África, decidieron invadir Sicilia, con el objetivo de neutralizar la amenaza italo-alemana a los buques mercantes que navegaban por el mar Mediterráneo.
Una vez completada la captura de las islas italianas de Pantellería, Lampedusa, Linosa y Lampione frente a África, los aliados estaban listos para iniciar la Operación Husky cuyo objetivo era la invasión de la Isla de Sicilia.
El ejército debería tomar Siracusa y luego dirigirse rápidamente a Mesina, rodeando el Monte Etna, para cortar el escape enemigo al estrecho de Mesina.
Después de 39 días de batalla, los alemanes, amparados por la oscuridad y una fuerte cortina de fuego antiaéreo, rescataron en la llamada Operación Lehrgang (Aprendizaje), a más de 60.000 de sus 90.000 soldados, así como la mayor parte de su material y lo pasaron a través del estrecho de Messina a la península italiana.
El 17 de agosto de 1943 las columnas angloamericanas entraban en Messina, poniendo fin a la conquista de Sicilia. Las pérdidas de los aliados fueron de 31.000 bajas, entre muertos, heridos y desaparecidos, por 37.000 bajas alemanas y 130.000 italianas. Esta fue la primera batalla, ya que la campaña por la nación italiana se prolongaría dos años más durante todo el resto de la Segunda Guerra Mundial hasta 1945.

Vivencias

Las historias viajan en el tiempo y pueden terminar contándose en algún lugar recóndito del mundo, a muchos kilómetros de donde sucedieron los hechos.
Los inmigrantes trajeron a Argentina ansias de progreso pero a la vez historias de desarraigo, destierro y conflictos bélicos.
El inmigrante siciliano Pedro Giuffre, quien hace 63 años llegó a la Argentina para radicarse en Tandil y más tarde en Puan, relata algunos pasajes de aquel desembarco angloamericano en Sicilia que afectó a su localidad natal, Brolo, en la provincia de Messina.
En aquella época, Pedro contaba con tan solo cinco años pero suficientes para recordar el impacto de una invasión y el temor que vivió su familia.
“Dos o tres meses antes de invadir Sicilia, los americanos hacían varios viajes tirando  panfletos desde los aviones para atemorizar al pueblo.
Cuando desembarcaron en la isla, los invasores venían de África, lugar al que habían conquistado, con el objetivo de ingresar a Europa.
Hicieron una especie de trampa con un cadáver que tiraron al mar en la costa española, con una documentación falsa, haciéndoles creer que el desembarco era en los Balcanes. De esta manera, los alemanes llevaron sus flotas hacia el norte. Mientras, los americanos ingresaban por Siracusa.
Ellos pensaban que en seis o siete días tomaban la isla pero fueron alrededor de 32 días sangrientos,” relata.
El 12 de agosto llegaron a Brolo, su pueblo natal. “Nosotros vivíamos a mil metros de la torre castillo. Hubo bombardeos y muchos muertos.  
A 10 metros de mi casa, cerca de un establo, había un tanque americano destruido, y otro más en el camino que iba a la escuela.
Para los americanos fue dificultoso desembarcar en Sicilia, ya que sobre el nivel del mar había un terraplén y los tanques nos podían subir. Lo mismo sucedía cuando querían cruzar las alcantarillas, y zanjas de riego para las plantaciones de limones. Además Sicilia estaba muy bien fortificada,” dijo.
“Cuando fue el bombardeo nosotros nos refugiábamos en la casa de mis abuelos, en Naso,  era verano, en tiempo de cosecha. Estuvimos escondidos en una gruta y después nos fuimos a la casa de mi otra abuela que vivía en la montaña cerca de Capo D’Orlando, en Scafa.
Era muy chico, tenía 5 años, pero recuerdo el cielo negro, cubierto de aviones,” agrega.
En su relato también menciona que la relación entre alemanes e italianos eran buena, más allá del momento histórico en que se vivía.
“Recuerdo que yo iba con mis primos al almacén de mi tía, y los soldados jugaban conmigo. Hacían una especie de cañita voladora con trocitos de mechas, luego hacían una bolita de barro y la ponían en el suelo para que explotara,” comenta.
Estos momentos que han quedado en su memoria, después fueron enriqueciéndose con algunos relatos de su madre y con la historia aprendida en la escuela.
“La retirada fue sangrienta. En setiembre, el río estaba lleno de camiones quemados, motos destruidas.
En el mar había barcos hundidos en la playa y que permanecieron por dos o tres años. Cuando íbamos a jugar habían minas, los grandes nos advertían de este peligro, pero hubo compañeros míos de escuela que perdieron un ojo, un brazo. También recuerdo que una tanqueta pisó a otro compañero cuando tenía seis o siete años,” narra Pedro.
La permanencia de americanos en Italia continuó por dos años más, en su avance hacia el norte. Los resultados de la operación Hucky, fueron negativos no sólo por las muertes, sino por las consecuencias sociales.
“Todo fue confiscado, el aceite, el trigo, y se racionaba la comida. Por ejemplo, podíamos comprar un litro de aceite por mes. Te daban vales para comprar el pan, había mucha miseria,” detalla.
“Yo, por suerte, fui a la escuela en el 44, después del gobierno de Mussolini.
Digo por suerte, porque anteriormente durante a la escuela se iba con guardapolvo negro, había también un uniforme al estilo Boy Scout para cuando te enseñaban a pelear con armas de juguete, porque preparaban a los niños para la guerra.
Hoy puedo contarte esta historia, gracias a que Italia se rinde después de que los alemanes se fueron de la isla, porque si no lo hubieran tomado como una traición y hubiera sido aun peor el resultado,” expresa.
En esos años de su infancia, su padre había sido incorporado a la aviación en una misión a África, desde el año ‘38 al ’43.
“Fue suboficial, estuvo prisionero un año en manos de los ingleses, después quedó libre e inmigró a la Argentina,” añade.

En Argentina

Después de aquellos años, la familia Giuffre decide emigrar a la Argentina y radicarse en Tandil.
“Fue en 1950, década en que muchos italianos vinieron a la Argentina, tenían oficios y especializaciones para trabajar en diferentes industrias.
Desde lo económico nosotros veníamos bien, pero los cinco años en la guerra habían marcado mucho a mi padre.
En Tandil, hay muchos sicilianos. Yo llegué con la escuela elemental hecha, y terminé los estudios primarios en la Escuela Nº1 Manuel Belgrano. En la Escuela Técnica hice hasta tercer año,” dijo.
En cuanto su padre, recordó que trabajaba en una cantera, era músico y también hacía calzado fino, oficio que aprendió en Italia antes de hacer el servicio militar.
“Recuerdo que hacia unas botas espectaculares. Era en la época de Perón, tocaba en la banda musical, el bombardino y el trombón.
Lo admiro porque después de haber estado en semejante conflicto, emigró a la Argentina, crió a sus cuatro hijos y se construyó su casa.
Yo viví 10 años en Tandil y después me radiqué aquí en Puan, donde tuve mi taller mecánico y formé mi familia,” concluye Pedro.

Link al video histórico de invasión de las fuerzas angloamericanas en Brolo Operación Hucky


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