Pulpo a la "bancarella"


Una manera sin muchas vueltas de comerse un pulpo recién traído a tierra por las barcas. En algunas bahías de la costa patagónica puede darse ese lujo, ver y tomar un pulpo que todavía mueve sus tentáculos. En otras partes del país y en todo el resto del mundo los encontrará congelados: los hay chilenos, españoles, o mejor dicho, de las Canarias, de Corea, etc.. El progreso, la industria, el alto consumo, la seguridad y conservación de los alimentos, nos hace perder los sabores de lo natural. Obviando, tome este bendito pulpo a temperatura ambiente y téngalo a su lado.
Ingredientes: Pulpo o pulpos, sal, limones, buena agua, buen fuego.
Preparación: Ponga a hervir a borbotones una olla de agua con algo de sal gruesa. Enganche el pulpo y sumérgelo dos vez, soltándolo a la tercera. Déjelo cocinar moderadamente por veinte minutos, apague el fuego y aparte la olla. El pulpo buscará su punto justo de cocción en su propia agua que se entibiará naturalmente. De todo modo un control es necesario y que se pude hacer cortando un trozo de algún tentáculo y masticarlo. Generalmente está cuando el agua baja a los 45/50 ºC.
Enganche el pulpo y llévelo a un plato playo y grande, córtelo en trozos, condiméntelo con sal y jugo de limón, o simplemente solo.
En Sicilia, esta manera de cocinar y servir el pulpo se hacía sobre una mesa armada sobre caballetes, entre una plaza y su playa, con el aroma de las algas que las mortecinas olas amontonaban a la orilla del mar.

El pulpo es un plato típico de Palermo, Italia. Foto del Monte Pellegrino.

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