Un nuevo temporal de lluvia y viento en Italia se cobra tres vidas

El mal tiempo vuelve a producir estragos en la península italiana 10 días después de las inundaciones que anegaron la provincia de Messina y causaron 28 muertos

Roma. (EFE).- Tres personas fallecieron hoy en Italia a consecuencia del temporal de lluvia y fuerte viento que ha azotado el país en las últimas horas y que llega diez días después del que anegó la provincia siciliana de Messina y causó 28 muertos y cientos de evacuados.
Este nuevo temporal arreció con gran virulencia en el centro y en el norte del país, donde en las montañas del Trentino se registraron las primeras nieves por encima de los 1.500 metros y las temperaturas en la noche cayeron por debajo de los cero grados centígrados.
La primera víctima del temporal se registró esta mañana en el lago de Garda (norte), donde un hombre de 53 años que practicaba "kitesurf" terminó ahogándose, a consecuencia de las condiciones meteorológicas adversas.
En Roma, una joven de 19 años falleció después de que un árbol cayera sobre el coche en el que viajaba, un accidente en el que resultaron heridas varias personas que pasaban en ese momento cerca del lugar.
La tercera víctima mortal se produjo en la provincia de Terni, en el centro del país, donde un hombre fue aplastado por un silo de alimento para animales que fue derribado por el viento.
El mal tiempo que azota Italia, originado por una borrasca que proviene del Círculo Polar Ártico, se sintió también en los campamentos de evacuados por el seísmo que el pasado abril dejó 299 muertos en Los Abruzos, donde hoy se registraron, incluso, cortes de energía eléctrica.
En la costa de Los Abruzos la Guardia Costera de la ciudad de Pescara socorrió a dos integrantes de un pequeño pesquero que faenaba en el mar Adriático y que terminó hundiéndose ante el mal estado del mar.
Las previsiones meteorológicas pronostican una ligera mejoría del tiempo para mañana, aunque se prevé que el frío vaya en aumento hasta el miércoles.


10 de Octubre: Italia despide a víctimas de inundaciones

Italia vivió ayer una jornada de luto para despedir en la catedral de Messina con un funeral de Estado a 21 víctimas del temporal, que la semana pasada azotó esta provincia siciliana, y desprendió parte de una montaña, derrumbó edificios y todavía se busca bajo el fango a ocho desaparecidos.
El funeral, al que asistió el primer ministro, Silvio Berlusconi, fue oficiado por el arzobispo de Messina, Calogero La Piana, quien en una dura Homilía pidió a los gobernantes que «devuelvan» la serenidad a los messineses y denunció la negligencia y la especulación con el territorio como unas de las causas de la tragedia.
Y es que algunas de las casas destruidas por el aluvión que se abatió sobre los pueblos de Giampilieri, Scaletta Zanclea, Altolia, Briga y Molino habían sido construidos en el cauce de un riachuelo y otras habían sido levantadas al pie de una montaña.
«Devolvernos la serenidad, darnos la garantía de un plan de seguridad, hecho de obras concretas y no sobre el papel para que tragedias como ésta no vuelvan más a suceder», denunció el arzobispo.
La Piana subrayó que el territorio afectado es bello, fascinante y rico de color, vegetación y arte, «pero por desgracia muchas veces ultrajado, arruinado, violado por el pecado del hombre, la negligencia e intereses privados y egoístas, de lógicas perversas y especulaciones de todo tipo».
Las palabras del arzobispo fueron acogidas con un fuerte aplauso por las más de cinco mil personas que llenaban la catedral y la plaza exterior, entre ellas familiares de las víctimas, cuyo balance provisional es de 28 muertos y ocho desaparecidos, a los que bomberos y protección civil siguen buscando bajo el fango, endurecido ya debido al buen tiempo que ahora reina en la zona.

El temporal del 2 de octubre

Messina llora un desastre anunciado. Los aluviones de fango causan 21 muertos, 40 desaparecidos, cien heridos y 400 desalojados. La población de Giampilieri sufrió hace dos años el mismo suceso. Un niño de diez años anunció a su familia el desastre

"Mi abuelo dijo que cuando se acabara la última vegetación, la montaña no perdonaría y caería sobre nosotros". Eso escribe hoy en La Repubblica el periodista Antonello Micali, natural de Giampilieri, el pueblo cercano a Messina (Sicilia) donde las lluvias causaron el jueves un inmenso alud de tierra y fango que produjo 21 muertos, cien heridos y 40 de desaparecidos.
Las autoridades calculan que la cifra de fallecidos llegará al menos a 50. Briga Marina, Giampilieri, Molino y Scaletta Marea son las poblaciones más afectadas. Las fuerzas de rescate excavan bajo los escombros incluso a mano. El Consejo de ministros ha declarado el estado de emergencia.
Todo el país llora una tragedia anunciada. A causa de las fuertes lluvias, parte de la colina situada sobre el pueblo se desplomó el jueves a última hora de la tarde sobre las casas y devastó todo a su paso por segunda vez en dos años. En 2007, un aluvión semejante alarmó a todos pero no causó víctimas. La gente reclamó a las autoridades que se realizaran trabajos de asentamiento. Pero nadie hizo nada.
La culpa del desastre, dicen los expertos, no ha sido de la naturaleza sino de la especulación inmobiliaria y la cementación abusiva. La gente construyó casas e incluso piscinas ilegales en lugares destinados a desaguar la lluvia que caía de la colina. Los torrentes naturales fueron asfaltados. El ayuntamiento hizo un parking en un solar donde acababa el torrente principal. Según ha informado Protección Civil, la situación en la región de Sicilia Oriental es todavía "un infierno" y puede haber nuevos aluviones.
El jueves a mediodía, ninguna institución había detectado el riesgo de aluviones a pesar de las fuertes lluvias que azotaban el lugar.
Nadie salvo Alberto, un niño de diez años cuya familia había perdido la casa en el fangal de 2007. Su padre, Antonino, dueño de una tienda de detergentes en Giampilieri, ha contado que unas horas antes de que un trozo de montaña cayera sobre el pueblo, su hijo les dijo que debían cerrar el comercio y abandonaron el pueblo. Desde la traumática jornada de hace dos años, el niño controlaba cada mañana la colina, especialmente los días de lluvia. "Por la tarde salió a mirar y nos dijo que la montaña no le gustaba, que no se fiaba. Tenía razón. Nos hemos salvado gracias a él", explicó Antonino.

Obras faraónicas

El primer ministro Silvio Berlusconi ha decidido aplazar su visita a la zona afectada para "no entorpecer las labores de rescate". Ayer, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, culpó de la tragedia a la falta de control de las edificaciones abusivas (una de cada diez en Sicilia) y pidió al Gobierno que preste más atención a "la seguridad de las personas y menos a las obras faraónicas".
Napolitano se refería al puente sobre el Estrecho de Messina, que unirá Sicilia con Calabria. Tras pasar más de 30 años aparcado en un cajón, el proyecto del puente ha sido aprobado finalmente con un presupuesto inicial de 6.100 millones de euros. Las obras empezarán en diciembre después del acuerdo alcanzado ayer entre la sociedad pública Estrecho de Messina y la constructora Impregilo, gigante milanés de la construcción asociado a la española Sacyr. Ambas comparten también el proyecto de la ampliación del canal de Panamá.
Crónica del diario El País de España

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