Origen: Los ñoquis del 29
Existe otra tradición alrededor de las pastas referida a los ñoquis del 29, es decir, el día 29 de cada mes todavía en algunas casas y restaurantes se sirven ñoquis (gnocchi) de papa con tuco (salsa de tomate), que antes de comerlos, debe cumplirse con un rito: colocar debajo del plato, un billete de un peso (hoy debería ser como mínimo 10), en invocar a San Pantaleón para que el comensal multiplique su fortuna (si es que tiene alguna) teniendo en cuenta que ese mismo dinero, se debe gastar en la comida del día siguiente. Muchos adjudican a esta tradición por ser el día anterior a cobrar el salario y es cuando la gente se encuentra con menos dinero, aunque hoy por hoy, la gente ya no tiene dinero a partir del 15.
Los uruguayos que han tenido una inmigración mayoritariamente española compuesta por canarios, vascos y gallegos, también han sabido adoptar la costumbre de consumir pastas y pizzas a punto tal, que han inventado una salsa para acompañar los capelletis, en honor al famoso cantante lírico Enrico Carusso, pero al igual que sus vecinos argentinos, mantienen la tradición de la reunión familiar alrededor de una fuente de pasta lisas o rellenas.
Los capelettis Carusso, que tienen reconocimiento mundial como un plato de la gastronomía uruguaya y que el célebre artista jamás probó en ninguno de sus visitas al Uruguay, nacieron en realidad en 1954 y por palabras de Mario Monzeglio, hijo de uno de los dueños del restaurante Mario y Alberto, fueron creados por el cocinero Raimundo Monti, un muchacho de 24 años de origen piamontés, que nunca más se supo de él una vez que este restaurante cerró definitivamente sus puertas en 1968.
Aparentemente el secreto de su receta radicaba en el empleo de extracto de carne como toque final para una salsa elaborada a base de crema de leche, jamón cocido picado y champiñones.
A lo largo de casi un siglo y medio, los inmigrantes italianos han contribuido a engrandecer nuestro país sobre la base de enormes sacrificios cimentando la cultura del trabajo, haciendo que su descendencia ocupe un lugar destacado dentro de la cultura, el arte y las ciencias argentinas, pero además, han dejado la impronta de su gastronomía cuya mínima expresión se encuentra en dos platos tan sencillos como la pizza y las pastas.
Fuente: www.historiacocina.com
Los uruguayos que han tenido una inmigración mayoritariamente española compuesta por canarios, vascos y gallegos, también han sabido adoptar la costumbre de consumir pastas y pizzas a punto tal, que han inventado una salsa para acompañar los capelletis, en honor al famoso cantante lírico Enrico Carusso, pero al igual que sus vecinos argentinos, mantienen la tradición de la reunión familiar alrededor de una fuente de pasta lisas o rellenas.
Los capelettis Carusso, que tienen reconocimiento mundial como un plato de la gastronomía uruguaya y que el célebre artista jamás probó en ninguno de sus visitas al Uruguay, nacieron en realidad en 1954 y por palabras de Mario Monzeglio, hijo de uno de los dueños del restaurante Mario y Alberto, fueron creados por el cocinero Raimundo Monti, un muchacho de 24 años de origen piamontés, que nunca más se supo de él una vez que este restaurante cerró definitivamente sus puertas en 1968.
Aparentemente el secreto de su receta radicaba en el empleo de extracto de carne como toque final para una salsa elaborada a base de crema de leche, jamón cocido picado y champiñones.
A lo largo de casi un siglo y medio, los inmigrantes italianos han contribuido a engrandecer nuestro país sobre la base de enormes sacrificios cimentando la cultura del trabajo, haciendo que su descendencia ocupe un lugar destacado dentro de la cultura, el arte y las ciencias argentinas, pero además, han dejado la impronta de su gastronomía cuya mínima expresión se encuentra en dos platos tan sencillos como la pizza y las pastas.
Fuente: www.historiacocina.com
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